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La mujer China en la actualidad

Vivimos en un mundo donde las personas no se conforman con ciertas normas establecidas a lo largo de los tiempos. La falta de reconocimiento a ciertas minorías y la realidad dispar entre diferentes sectores de la sociedad se entienden como bases de ciertas luchas que se están peleando con mucha más fuerza en el Siglo XXI. Una de las luchas más importantes es la de las mujeres, quienes reclaman derechos para que no se las traten de manera diferente a los hombres. El paradigma está cambiando a nivel global, y China quiere ser parte de este cambio. Sin embargo, algunas de las tradiciones milenarias del gigante asiático han quedado arraigadas en el inconsciente colectivo.

 

La historia entre China y las mujeres es muy amplia y compleja. Existen registros de épocas históricas donde el país asiático se regía bajo las leyes del matriarcado: Los hijos debían adoptar el apellido de la madre y el padre no era una figura importante, en algunos casos se consideraba que su nombre no era de mayor importancia. Lamentablemente eso desapareció en el siglo II a.C., cuando la dinastía Zhou (1122 a.C. a 249 a C.) eliminó los privilegios de las mujeres y las relegó a funciones relacionadas con la crianza de los hijos o el cuidado del hogar. A partir de ese momento se estableció la creencia en la superioridad del hombre dentro de la familia y la sociedad sobre la mujer. Esto llevaba a la concepción de que debía obedecer siempre primero a su padre, luego a su esposo y, en caso de enviudar, a su hijo. Las mujeres debían cambiar su apellido al de su esposo, no tenían derecho a trabajar y, a diferencia de los hombre, no podía pedir el divorcio. Ante todo, debían ser obedientes y sumisas.

 

Con el correr de los tiempos empezaron a darse algunos cambios que beneficiaban a las mujeres, pero sólo para los estratos más altos de la sociedad china, donde mujeres de clase alta comenzaron a tener mayores libertades. Para la llegada de la dinastía Tang (618-907) permitió a las mujeres a andar a caballo, mientras que la dinastía Song (960-1279) habilitó a que pudieran hacer viajes con motivos comerciales. Sin embargo, en este mismo tiempo comenzó a hacerse popular la práctica de vendarles los pies, lo cual reducía su capacidad para realizar cierto tipo de actividades. Hasta el día de la fecha no se conoce si existía un motivo práctico de esta tradición; hay quienes suponen que se trata de una moda que determinaba que los pies pequeños eran más atractivos, aunque hay quienes suponen que era una manera de diferenciar a las mujeres chinas de las extranjeras (consideradas inferiores). La práctica del vendado dejó de ser utilizada a mediados del siglo XIX, cuando la Insurrección de los Taiping (1850-1864) eliminó esta y otras prácticas consideradas innecesarias.

 

Sin embargo, el rol de la mujer en la sociedad cambió drásticamente con la proclamación de la Revolución Popular China. El empoderamiento de la mujer fue una de las bases que propuso Mao Zedong y el Partido Comunista de China, dejando atrás siglos de linajes, supersticiones y patriarcado. A partir de ese momento, la transformación socialista del país ayudó a que la mujer deje de estar obligada a ser esclava de la órbita del hogar, anulando también los matrimonios forzados que se estipulaban en la China Antigua.

 

Hoy en día, existen instituciones que promueven la igualdad de género y abogan por la seguridad de las mujeres en el gigante asiático. El gobierno de Xi Jinping incluso trabaja en la eliminación de cualquier tipo de traba que perjudique a la población femenina. El mismo Xi indicó que la igualdad de género es una política de estado y que se garantizan los intereses legales de tanto las mujeres como de sus hijos.  El mismo gobierno y la asamblea Asamblea Popular Nacional cuenta con una gran cantidad de integrantes femeninas.

 

Hoy en día, la tasa de empleo femenino de China es una de las más altas del mundo, con una gran presencia en sectores como el servicio y la agricultura. Sin embargo, al igual que en otros países del mundo, aún existe una brecha salarial importante entre hombres y mujeres. Si bien se apunta a que esta termine desapareciendo, la diferencia entre los sueldos de los hombres y las mujeres es del 70%. También existen ciertos sectores en los cuales la presencia femenina es significativamente menor a la del sexo opuesto. Lamentablemente, aún hay sectores que consideran que una mujer que aspira a un puesto más alto o quiere puestos de liderazgo es ambiciosa y le falta lógica.

 

Otro de los motivos por los cuales no hay mujeres en puestos altos es la diferencias en el acceso a la educación en ambos sexos. Actualmente, sólo el 24% de las mujeres que viven en la ciudad y el 2% de las que viven en la ciudad acceden a una educación superior. Es por eso que en China se han creado Universidades de mujeres para ayudar a fomentar la igualdad de género, y formar talentos femeninos que aporten a la diplomacia y al desarrollo económico y social. Muchas de estas instituciones cuentan con diferentes proyectos de cooperación con países del resto del mundo, incluyendo uno dedicado captar talentos femeninos en naciones que integran la Iniciativa del Cinturón y Ruta de la Seda. Estas Universidades cuentan con alrededor de 6.000 estudiantes, de los cuales el 99 % son mujeres


El camino para eliminar la desigualdad y la brecha económica entre mujeres y hombres es muy largo. Existen sectores de la sociedad que se resisten a este tipo de cambios, argumentando que las tradiciones de antaño son más efectivas. Pero el mundo está cambiando, y las prácticas obsoletas de antaño tienen cada vez menos lugar en el mundo que vivimos. China aún tiene mucho que hacer para poder ser parte de la vanguardia del cambio, pero cada medida que el gobierno toma a favor de las mujeres es un paso más en la lucha por la igualdad entre sexos. 

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