China y Estados Unidos
China y Estados Unidos mantienen en este momento lo que
muchos llaman la “guerra comercial más grande de la historia”. Cuando el
presidente de EE.UU. Asumió su mandato, comenzó una nueva era de proteccionismo
en ese país, parecida a la década de 1970, pero con todos los condimentos
políticos y económicos del siglo XXI. El objetivo ha sido desde un principio impulsar
a los habitantes de los Estados Unidos a comprar productos nacionales, y de
esta forma cerrar el déficit comercial que tiene con el gran país asiático.
Una gran cantidad de productos chinos que ingresan a EE.UU.
se han visto afectados por la suba de aranceles. A pesar de esta guerra fría,
que esta vez se enfoca en lo comercial, es importante siempre destacar que
China continúa siendo el mayor socio comercial de EE.UU., y que es esencial
llegar a un acuerdo lo más pronto posible. La necesidad del acuerdo no solo beneficiará
a estos dos países, sino que también tranquilizará las economías de otros
países en el mundo (especialmente en América Latina).
Cómo
nos afecta a todos
La variedad de productos terminados, partes para la
fabricación de otros productos y materia prima que EE.UU. importa de China son
muy importantes. Es por eso, que luego de la aplicación de los aranceles, todos
esos productos serán aproximadamente 25% más caros para los estadounidenses.
Supuestamente, eso obligará a los habitantes de EE.UU. a elegir productos
nacionales.
China no tardó en responder a las decisiones del gobierno
de Estados Unidos con una suba fuerte de los gravámenes a los productos que importa
este país, especialmente del sector agrícola que es uno de los bastiones del
presidente Trump. Asimismo, los productos automotrices, los derivados del
petróleo y los medicamentos, entre otros artículos, también subirán alzas una
vez que lleguen al territorio chino.
Aunque esta guerra comercial parezca un conflicto muy
personalizado entre los dos países protagonistas, América Latina se ve obligada
de alguna forma a tomar partido en esta lucha de poderes debido a los
intereses, empresas y proyectos que se desarrollan en la región y en los que
China y EE.UU. están involucrados. Ambos países tienen un poder comercial suficiente
como para presionar a los países latinoamericanos para elegir entre alguno de
ellos. Los economistas creen que si este conflicto se extiende en el tiempo
podría debilitar aún más algunas de las economías de América Latina que se han
visto muy influenciadas por los acuerdos realizados con una de las potencias o
con ambas. En el resto del mundo, otros países que tienen acuerdos con China,
EE.UU. o con ambos, pueden ver las consecuencias en sus economías debido a la
diferencia que existe en la forma de crecer entre los dos países en conflicto
(por ejemplo, Taiwán, Singapur, Corea del Sur).
¿Es
posible un acuerdo?
Se cree que ambos países siguen trabajando para lograr un
acuerdo que sea positivo para ambos, y hasta se ha hablado sobre seis acuerdos
que los funcionarios comerciales chinos y estadounidenses estarían preparando.
Sin embargo, esa fecha clave que hasta el mismo Donald Trump había mencionado
en febrero ya venció y todavía no hay resultados positivos.
Los dos países tienen intenciones de acordar una cumbre
muy pronto. La reunión clave no se ha realizado hasta el momento por los
compromisos previos asumidos por los dos mandatarios, especialmente por Xi
Jinping. Se supone que una vez que se llegue al acuerdo, EE.UU. no aplicaría
ese 25% sobre los productos chinos, mientras que en China tampoco se aumentarían
los gravámenes sobre los productos estadounidenses.
A pesar del tiempo transcurrido y de lo difícil que parece
llegar a un pacto concreto, sería imposible pensar una economía mundial sin ese
acuerdo. La falta de una solución para esta guerra comercial conllevaría muchos
problemas comerciales y financieros serios para los dos países.
En este momento, ambos gigantes están en una tregua
comercial que pende de un hilo. Todos los países del mundo observan con mucho detenimiento
a EE.UU. y a China, y esperan que ese acuerdo tan esperado llegue pronto y destrabe
algunos aspectos de sus economías y la de otros países.