3 razones por las que debes visitar Beijing
Quienes hayan viajado a China saben que se
trata de una experiencia que no tiene comparación. El legado de esta milenaria
cultura es tal que es posible afirmar que cada espacio de su territorio tiene
una historia para contar. Ya sea en los modernos edificios de las grandes
megaciudades o en los húmedos parajes de los arrozales, el encanto de este país
se encuentra en cualquier lugar donde se lo mire. Y si bien visitar el gran
país oriental tiene millones de posibilidades, es correcto decir que la gran
puerta de entrada a este lugar es su ciudad capital: Beijing.
Durante su larga historia, la ciudad fue
testigo de luchas, conquistas y derrotas. Fue declarada la única ciudad capital
durante los tiempos de la Dinastía Qing (1644 - 1912), manteniendo ese rol cuando
se proclamó la República de China primero, y la República Popular de China. Y
si bien Beijing es una de las ciudades más modernas del mundo, nunca dejó de
lado su historia y las tradiciones que son parte de ellas. Con tantos siglos de
existencia, tiene sentido que haya personas que desean conocer esta ciudad al
menos una vez en la vida. Pero para quienes aún no están convencidos de
hacerlo, ¿cuáles son las razones por las que debés visitar Beijing?
1.- Sus monumentos históricos y lugares
de interés
Con una historia tan rica encima, no es
extraño entender que Beijing es casi un monumento a la historia de este país.
De hecho, muchos de los lugares más buscados por los turistas están ubicados en
esta ciudad. Entre ellos están:
El templo del cielo
Ubicado en el parque Tiantan Gongyuan, en el
lado sur de Beijing, el Templo del Cielo es el más grande de todo el territorio
chino. Se construyó en el año 1420, y las dinastías Ming (1368 - 1644) y Qing
lo utilizaron para agradecer al cielo por los frutos cosechados. No se trata de
un solo edificio, sino de un conjunto integrado por la Bóveda Imperial del
Cielo, el Salón de Oración por la Buena Cosecha y el Altar Circular. A su
alrededor, dos murallas que simbolizan la tierra y el cielo dividen el espacio.
El encanto de este templo es único, por lo cual fue declarado Patrimonio de la
Humanidad por la Unesco en el año 1998.
El palacio de verano
Este espectacular lugar se ubica a un poco más
de 10 Km. del centro de la ciudad. Si bien el palacio original fue construido en
1750 para el descanso del Emperador Qianlong y la familia real, esta versión
fue destruída en el año 1860 durante los eventos de la Primera Guerra del Opio.
Posteriormente fue reconstruido, siendo utilizado a principios del Siglo XX
como la residencia temporal de la Emperatriz Cixi y sede el gobierno Qing. Este
lugar, que servía como un lugar de descanso para la familia imperial, ahora
está abierto para quien desee conocerlo. También en 1998, la Unesco lo declaró
Patrimonio de la Humanidad.
Tumbas de la dinastía Ming
La necrópolis que alberga a los 12 emperadores
de esta dinastía, 23 emperatrices y varios de sus sirvientes, se encuentra a 50
Km. a las afueras de Beijing. Este monumento a quienes reinaron el país por
casi 300 años está situado al al sur de la montaña Tianshou y ocupa una
extensión de más de 40 km². Cada uno de los emperadores cuenta con un mausoleo
en su honor, siguiendo tradiciones arquitectónicas pero con suficientes
diferencias para distinguir cada uno. La Unesco también declaró este lugar como
Patrimonio de la Humanidad, pero lo hizo en el año 2000.
La Ciudad Prohibida
Construida entre 1406 y 1420, por órdenes del
emperador Yongle, este complejo sirvió como la residencia real tanto para las
dinastías Ming y Qing. Allí también funcionaba la sede del gobierno chino, por
lo cual se consideraría como uno de los lugares más influyentes en aquellos
años imperiales. En la actualidad, además de servir como una muestra del poder
de los emperadores, funciona el Museo del Palacio, donde se albergan algunos de
los objetos y las obras de artes pertenecientes a los gobernantes de esos
tiempos históricos.
La plaza de Tiananmén
Uno de los puntos más conocidos de Beijing, la
plaza de Tiananmén se ubica en el centro geográfico de la ciudad. Fue construida
en 1949 como parte del nuevo diseño urbanístico que planteó la nueva República
Popular de China. Es una de las plazas más grandes del mundo, contando con una
superficie total de 44 hectáreas. Alrededor de ella, se encuentran edificios
emblemáticos como el Gran Teatro Nacional de China, la Asamblea Popular
Nacional, el Gran Palacio del Pueblo y el Museo Nacional de Historia y de la
Revolución.
La Gran Muralla
Si bien la estructura total de la Gran Muralla
China mide más de 21.000 Km., existe una porción de la misma ubicada a 64 km.
de Beijing. Esta sección cuenta con el Paso Juyong (una de las secciones más
fortificadas) y cuenta con una sección reforzada en tiempos de la Dinastía
Ming. Sin duda, es uno de los lugares que no hay que dejar de visitar en la
capital China.
2.- Mercados al aire libre
Si bien no se tratan de monumentos históricos,
los mercados al aire libre de Beijing son otro de los lugares que suelen ser
visitados por millones de personas. Allí es posible encontrar pequeños tesoros,
como vajillas, ropa o monedas de algunos de los períodos de la milenaria
historia china. Los dos más concurridos son el que se encuentra en la calle de
Qianmen y el de la calle Wangfujing.
3.- La gastronomía
La comida china es reconocida en todo el mundo
por sus mezclas de sabores. Estos platos a base de carnes, arroz o fideos
suelen ser los más solicitados por los extranjeros. Y, si bien pueden parecer
intimidantes por no contar con carteles en inglés, algunos de los lugares donde
se pueden probar las mejores comidas son algunos de los puestos callejeros. Sólo
la experiencia de probar las comidas que se preparan en ellos hace que un viaje
a Beijing valga aún más la pena.