Un almacén de historia, tienda y mercadillos de antigüedades en Beijing
La milenaria cultura china es una de las más
antiguas del mundo. Los diferentes reinos se unieron en un Imperio que se
mantuvo vigente hasta principios del Siglo XX, dejando atrás una enorme
cantidad de tendencias culturales y de moda. Es entendible que una civilización
tan antigua haya generado miles de millones de objetos destinados al uso de sus
diferentes clases sociales y etnias. Si bien occidente se ha enamorado de
algunos de estas reliquias, como los famosos jarrones de la Dinastía Ming (1368
- 1644), la realidad es que la cantidad de antigüedades que se pueden en
diferentes partes de ese territorio es muchísima.
Es por eso que no es extraño que, a lo largo
del tiempo, hayan surgido un mercado apuntado a las antigüedades. De esa
manera, coleccionistas, diseñadores o turistas pueden acceder a objetos de
larga data que pueden tener una segunda vida en nuestros tiempos. Piezas que
remontan al viejo imperio, a la primera república o incluso al Maoísmo puede
ser encontrado en algunos de los muchos mercados de antigüedades que se
encuentran en el país.
El más popular de estos lugares especializados
en antigüedades el el Mercado Panjiayuan de China, también conocido como el
“mercado de los fantasmas”. Ubicado en el distrito de Chaoyang, en Beijing,
este lugar abre todos los días para comercializar algunas de las piezas más
viejas que pueden conseguirse en el mercado. Los comerciantes suelen comenzar a
organizar sus negocios a altas horas de la madrugada, ya que el tráfico de
gente que se acerca al lugar suele ser muy intenso y una vez que entran es
difícil reparar en las tareas del lugar. Sin embargo, más allá de recibir más
de 50.000 por día, el público no habla fuerte y la atmósfera del lugar es
bastante relajada. No es extraño ver a personas mayores o a jóvenes con
linternas para poder ver en detalle cada una de las piezas que se encuentran
disponibles en alguno de los 3.000 puestos organizados en los 48.500 m2
de extensión. Aunque no lo hacen porque el lugar tiene mala iluminación; se
estipula que aquellas personas que realmente conocen la calidad de los objetos
a la venta cuenta con una linterna, lo cual inmediatamente le da status a quien la lleve.
Pero más allá de que la cantidad de ruido sea
mínima, está claro que este no es un lugar para personas que se incomodan
estando en grandes multitudes. Habiendo tanta cantidad de personas, es muy
difícil recorrerlo en su totalidad en un sólo día. Es común ver a los
comerciantes intentando ofrecer algunos de sus productos y personas regateando
el precio, como suele ser la tradición en estos lugares. Si bien parece caótico
(incluso se lo conocía como “el mercado de la mugre”), Panjiayuan es un lugar
ideal para conseguir rarezas de diferentes épocas, copias de productos (como
suelen verse al por mayor en China) y buenos precios en general. La variedad de antigüedades que pueden
encontrarse va desde publicidades de cigarrillos hasta finos juegos de teteras
y tazas, pasando por estatuas de Buda hasta muebles que imitan el estilo de la
Dinastía Qing (1644 - 1912).
Si bien este lugar ya era conocido alrededor
del mundo, en los últimos años se lo ha reivindicado como uno de los puntos más
interesantes por los turistas internacionales que viajan a Beijing. El grueso
de las personas sigue yendo a conocer la Ciudad Prohibida, la Gran Muralla y el
Templo del Cielo, cada vez son más curiosos los que quieren conocer el mercado.
A lo largo de los años, dignatarios de todo el mundo se han recorrido sus miles
de puestos e incluso han comprado piezas para llevar a sus casas. Entre
ellos, Costas Simitis (Primer Ministro
de Grecia, 1996-2004), Adrian Năstase (Primer Ministro de Rumania, 2000-2004),
Chandrika Kumaratunga (Presidenta de Sri Lanka, 1994-2005), Sirindhorn
(Princesa Real de Tailandia), Dennis Hastert (Presidente de la Cámara de
Representantes de los Estados Unidos, 1999-2007) y Hillary Rodham Clinton
(Secretaria de Estado de los Estados Unidos, 2009-2013), entre muchos otros.
Desde sus inicios en 1992, Panjiayuan se
divide en cuatro partes:
●
Zona 1: Pinturas
chinas, trabajos caligráficos, jade y collares.
●
Zona 2: Perlas,
vasijas de bronce, muebles pequeños de madera y jarrones de cerámica.
●
Zona 3: Artes y
manualidades de etnias minoritarias de China (acá suelen encontrarse mercaderes
del Tibet), baratijas, antigüedades y ropa.
●
Zona 4: Cerámicas
A pesar de esta separación entre diferentes
tipos de producto, es muy difícil encontrar una definición exacta para cada una
de las cosas que se ofrecen en el mercado. Lo primero que hay que aclarar es
que no todo es antiguo ya que mucha de la mercancía que se ofrece es bastante
reciente; además de los muebles de antaño (y aquellos más nuevos que imitan su
estilo), libros, caligrafías, pinturas, artículos religiosos, monedas de todas
partes del mundo, trajes de las diferentes etnias del país y reliquias
históricas, Panjiayuan también ofrece productos de épocas más recientes.
Incluso se pueden ver objetos de relevancia cultural que tiene más que ver con
los últimos 10 años que con los tiempos de las distintas dinastías.
Aun así, las personas que recorren los miles
de metros que abarca este mercado se transportan hacia un lugar como ningún
otro. La estructura misma es una muestra de que este es un espacio diferente al
que puede encontrarse en otras áreas de Beijing: Los muros decorados, los
ladrillos de color gris, los soportes en forma de arco con los pilares
decorados, las vigas talladas y los azulejos verde son una insignia en este
increíble lugar.
Hay quienes dicen que las personas de Beijing
se dividen en dos: Las que levantan la cabeza para poder ver la bandera China
en la Plaza de Tiananmen y las que bajan la cabeza para buscar tesoros en el
Mercado de Antigüedades Panjiayuan. Este lugar es sin duda uno de los puntos
turísticos más importantes de la capital de China, y es un destino obligado
para aquellas personas que desean llevarse un pequeño pedazo de la historia de
este país oriental a su casa.