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El Té Chino

Debido a sus miles de años de existencia, los territorios asiáticos mantienen algunas tradiciones que se mantienen desde esos tiempos. Festejos religiosos, vestimentas e incluso personajes legendarios son reconocidos en todo el mundo gracias a la expansión de esas culturas. China no es ajena a este fenómeno, y no hay una bebida tradicional más conocida como el té. La que comenzó siendo utilizada como una infusión medicinal se transformó en el sinónimo de las comidas de media tarde, en un mercado multimillonario y en la bebida oficial de las clases altas. El gigante asiático sigue orgulloso del té como una parte fundamental de su historia y cultura, apelando a su encanto como parte de las campañas turísticas que apuntan a viajeros de todo el mundo.

Historia:
Uno de los orígenes legendarios cuenta que Buda meditaba bajo la sombra del árbol Bodhi, contemplando sufrimientos que tienen los hombres, como la enfermedad, la soledad, la tristeza, la soledad, la vejez y la muerte. Conmovido ante estos pensamientos, una lágrima cayó en el suelo y de ahí creció un arbusto del té. El monje Bodhidharma, quien lo utilizaba como tónico reconfortante en sus viajes, habría sido quien introdujo la bebida en territorio chino. Por otro lado, una leyenda cuenta que el descubrimiento del té fue casual. Durante su mandato, el emperador Shen Nung habría hecho obligatorio hervir el agua antes de ser consumida. Un día, mientras descansaba a la sombra de un árbol silvestre, una brisa hizo que caigan algunas hojas en el cuenco de agua hirviendo. Como el aroma de la nueva bebida era agradable, el emperador decidió probarla y la encontró deliciosa y refrescante.

Durante la dinastía Zhou (1122 a.C.- 249 a.C.), el té se convirtió en un brebaje medicinal destinado a refrescar el cuerpo y la mente. Sin embargo, en ese tiempo se lo preparaba como una sopa espesa y amarga. Posteriormente, durante la dinastía Han (206 a.C. - 220 d.C.), el modo de consumo comenzó a asemejarse a la manera en la cual lo bebemos hoy en día. Esto hizo que los nobles y la alta sociedad comience a beberlo de manera regular. Posteriormente, en épocas del período de Wei y Jin (220-589), la metafísica y las “conversaciones puras” comenzaron a interesar a las personas de clase alta, provocando que muchos cambien el tradicional vino de las celebraciones por el té. Sin embargo, la gran difusión de esta infusión ocurrió durante la Dinastía Tang (618 - 907). El monje budista Lu Yu hizo una recopilación llamada Cha Jing (El Clásico del té) donde incluyó historias de sus antepasados y el conocimiento para realizar correctamente la infusión. Este material de lectura hizo que más personas accedan a la posibilidad de prepararlo. En el año 800, el monje Yeisei introdujo la bebida en Japón, donde se convirtió en una bebida laudada y se la asoció a las artes.

El té también se convirtió en moneda de cambio en el siglo XVIII gracias a la llamada “Ruta del Té y los Caballos” que unía a Lhasa, en Tibet, y la provincia de Sichuan. Durante 3 meses, hombres y mujeres transportaban hasta 135 kilos de hojas de té en trayectos de hasta 5.000 metros de altura. Gracias a esto, el ejército chino pudo disponer de aproximadamente 25.000 caballos. El mundo occidental conoció el té a través de las primeras expediciones portuguesas a la India, a mediados del Siglo XV. China no empezaría a ser parte del tráfico comercial hasta principios del Siglo XVIII, cuando el consumo en Holanda y el Reino Unido se incrementó significativamente. Inglaterra extendió su consumo entre todas las clases sociales, incluso reemplazando al gin como bebida de preferencia entre aquellos de bajos recursos. Posteriormente, las colonias inglesas (especialmente el territorio que se convertiría en los Estados Unidos) finalizaron el proceso de expansión hacia América y posteriormente a Oceanía. Tras la caída del régimen imperial, a principios del Siglo XX, la ceremonia del té fue quedando de lado y las casas que se especializaban en su preparación fueron cerrando de a poco. La falta de interés por estas tradiciones milenarias, sumadas al proceso de industrialización y producción intensiva del té, casi provocan el fin del “arte del té”. Sin embargo, a mediados de la década del ‘80, el gobierno chino comienza a reivindicar la importancia de la infusión y no sólo recupera la tradicional preparación, sino también incita a recuperar las casas de té tradicionales. Turistas de todo el mundo visitan estos espacios para degustar diferentes variedades locales, preparadas de la misma manera que lo hacía Lu Yu durante la dinastía Tang.

Ceremonia del té:
Cuando las clases altas de china adoptaron el té como una bebida refinada, comenzaron a aparecer las primeras ceremonias de preparado. El Cha Jing de Lu Yu fue el primer escrito que establecía la manera correcta de preparado, estableciendo cuál era el mejor tipo de agua para su preparada y la temperatura ideal para la infusión. Muchos lo consideraban un catador experto y elevaban la preparación del té a un arte. El preparado ceremonial de la infusión comienza con la selección de las hojas que formarán parte. El agua no debe ser destilada y tiene que ser calentada entre 75 y 85°C. Para mantener la temperatura por más tiempo, los vasos y la tetera que llevará la bebida deben ser calentadas previamente en agua que esté a la misma temperatura que la infusión. Quien esté a cargo de la ceremonia va a llenar la taza (que son pequeñas y no tienen asa) hasta la mitad, ya que la mitad restante va a ser llenada por sentimientos positivos como el amor, el respeto y la amistad. La manera correcta de agarrar la taza es utilizando las yemas del pulgar y el dedo índice, poniendo debajo el dedo mayor para que no se caiga.

El té en la actualidad:
Si bien hoy en día sólo se toma para saciar la sed, el té sigue siendo considerado como una bebida que ayuda a sobrellevar estados gripales o como relajante. En China, su calidad se juzga tanto por el sabor, el color, la fragancia, el juego de té utilizado y la calidad del agua. Todos esos factores son esenciales para poder saborearlo de la mejor manera.

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